Por Ing. Agustín Isasmendi IG @agusisas – Nuevas Energías IG @nuevasenergias
La eficiencia energética (EE) implica optimizar la relación entre la cantidad de energía que consumimos y los productos y servicios que generamos. En este artículo más que interesante, el Ing. Agustín Isasmendi nos explica académicamente el boom de este tema.
Primero, lo primero: La eficiencia energética o cómo no tirar la energía por la ventana
¿Alguna vez te detuviste a pensar en el absurdo de tapizar el techo de tu casa con paneles solares si todavía dejás la puerta abierta en pleno invierno? Es como querer correr una maratón con los zapatos desatados. Antes de ponernos a soñar con un mundo alimentado por el sol y el viento, tenemos que enfrentar una verdad incómoda pero fundamental: estamos desperdiciando energía como si fuese agua en un concierto de rock, y eso, amigos míos, es el verdadero despropósito.
La eficiencia energética no es un tema sexy. No tiene el mismo glamour que los paneles solares o las turbinas eólicas que todos quieren postear en Instagram. Pero aquí va la verdad cruda y dura: sin eficiencia, todo es maquillaje sobre una cara que necesita una buena limpieza. Antes de transformar la fuente de nuestra energía, tenemos que aprender a no tirarla como papel picado en una fiesta de Año Nuevo.
Este asunto de hacer más con menos no es solo para aquellos que se pueden permitir el lujo de pensar en el futuro mientras se toman su café orgánico. Es para todos. Desde el que vive en un penthouse hasta el que tiene un taller en el fondo de su casa. Cambiar una bombilla, ajustar el aire acondicionado, apagar lo que no usás son pequeñas grandes acciones que suman. Es como aprender a no hablar más de la cuenta; usar las palabras justas, precisas, eficientes.
Ahora, hablemos de cambiar las costumbres, ese monstruo de mil cabezas. No es cuestión de hacer un cambio hoy y olvidarlo mañana. Es un cambio de mentalidad, un giro de 180 grados en cómo vemos y utilizamos la energía. Es entender que, cada vez que desperdiciamos energía, estamos hipotecando el futuro, el nuestro y el de los que vienen. Y eso, queridos rebeldes, es algo que no podemos permitirnos.
Entonces, antes de salir corriendo a instalar un panel solar en el techo, preguntémonos: ¿Estoy haciendo todo lo posible por no ser un colador energético? Porque la verdadera revolución comienza con la eficiencia, con el arte de maximizar cada gota de energía antes de pensar en cómo producirla de manera sostenible.
La eficiencia energética es el primer paso, el más importante, y quizás el más grande que podemos dar hacia un futuro sostenible. No se trata de renunciar a las energías renovables, sino de abrazarlas con la sabiduría de quien sabe que primero debemos aprender a caminar antes de querer volar. Así que, antes de mirar hacia el cielo buscando respuestas, miremos dentro de nuestras casas, nuestras oficinas, nuestros hábitos. Porque la respuesta, amigos, ha estado allí todo el tiempo. Y recuerden, cambiar el mundo empieza por cambiar nosotros. La eficiencia energética no es solo una opción; es el único camino si realmente queremos hacer una diferencia. Así que, ¿nos ponemos las pilas? Porque este planeta no va a esperar a que nos decidamos a actuar. Y créanme, el tiempo apremia más que nunca.
