¡Vivir más, juzgar menos!

¡Vivir más, juzgar menos!

¡Vivir más, juzgar menos!

Pensamos en esa persona que, para dar un simple ejemplo, se separó y la juzgamos como mala o desorganizada o lo que fuera. Pero si nos detenemos y pensamos desde lo más profundo del corazón y nos preguntamos si todo eso es verdad, si es cierto lo que dicen, vemos que no siempre falta una explicación, ya que cada uno vive como puede. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Juzgar a una persona no define quién es, lo define a uno. ¡Ojo! Somos humanos, yo juzgo, pero apunto a juzgar menos ¡hasta llegar a no juzgar a nadie!

Vivimos juzgando a otras personas todo el tiempo. Nos lo hacen y lo hacemos constantemente, incluso muchas veces sin darnos cuenta del daño que causamos. Lo peor de todo es que pasamos tanto tiempo juzgando a los demás que muchas veces no invertimos el tiempo necesario en mirarnos a nosotros mismos y reconocer nuestras propias limitaciones.
David Fishman decía: “El tamaño del ego de una persona se puede medir en la forma que maneja los errores que cometen los demás”.

A esto apunta la conocida frase evangélica “No juzguen y no serán juzgados” (Lc 6, 37) y el dicho de que hay que “juzgar el pecado, no al pecador” para profundizar en la equilibrada y sabia doctrina de Tomás de Aquino, que aporta criterios claros para discernir y obrar en consecuencia.

En conclusión, siempre caemos en la trampa de juzgar a los demás. Leí en alguna oportunidad sobre una técnica interesante y la quiero compartir con los lectores de la revista: el Mindfulness es una terapia de tercera generación que se basa en técnicas nacidas del budismo. Pero el Mindfulness, lejos de ser una técnica, es una filosofía que tiene como premisa no juzgar a los demás ni a uno mismo. Está demostrado que adoptar una actitud de compasión y de “no juzgar” afecta de manera positiva al bienestar de la persona que practica esta filosofía.

Vivir más, juzgar menos… Estoy seguro de que en nuestro interior tendremos más paz. Sería interesante invertir ese tiempo en cosas simples de la vida, doy por hecho que nos llenarán el alma.

Revista Indómito… ¡Salvaje como vos!

Yaca Austerlitz

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