Purna Yoga

Purna Yoga

Por Agustina Aguirre Molina – IG @agustinaaguirremolina81

El yoga es una disciplina muy antigua y amplia. Hace más de 3000 años ya existían en la India tradiciones yóguicas. El Buda vivió hace más o menos 2800 años y se dice que aprendió técnicas de meditación con maestros yoguis. El Bagavad Gita y el Katha Upanisad son algunos de los textos védicos que se refieren a la práctica del yoga.

Más tarde, aproximadamente en el siglo IV, aparece el famoso “Yoga Sutra” de Patañjali. Este reúne todas las diferentes tradiciones dispersas sobre el yoga y las sistematiza. Los Sutras son textos escritos en formas condensadas para ser memorizadas y transmitidas oralmente.

El yoga de Patañjali se conoce como raja yoga o astanga yoga (ashtanga yoga/ ocho ramas), estas ramas son:

Yamas: preceptos éticos,

Niyamas: reglas para la autopurificación,

Asanas: posturas físicas,

Pranayamas: control de la energía,

Pratyahara: retracción de los sentidos,

Dhyana: meditación,

Samadhi: contemplación.

Yoga es el camino y es el destino: la integración. Cuerpo, mente y espíritu son una unidad. De eso se trata el yoga; del camino a la liberación de la ignorancia que nos divide, que nos hace creer que vos y yo somos diferentes.Yoga es el proceso de desarrollo humano para alcanzar la plenitud y la felicidad en la vida.

El purna yoga o yoga integral surge aproximadamente hace cien años de la mano de Sri Aurobindo, quien observando la especialización extrema a la que se había llegado desde las distintas tradiciones de yoga a lo largo de los milenios en cuanto a métodos y técnicas, diseña una síntesis que integra todos los tipos de yoga. No es un tipo de yoga diferente, sino una integración de los yogas tradicionales advirtiendo que estos estaban muy enfocados y apegados a las formas y técnicas. Aurobindo toma lo mejor de cada especialización y los combina de manera armoniosa, revalorizando la esencia y el espíritu de la disciplina, respetando las técnicas, pero sin fanatizarse con ninguna. Una cuestión importante que este maestro introduce es que hasta el momento todas las visiones del yoga tenían una óptica individual. Es decir que la práctica estaba enfocada al desarrollo personal. La perspectiva del yoga integral es social, la evolución debe ser para toda la humanidad. Y en este sentido es trascendente.

Los efectos del yoga son inmediatos. Cuando uno lo practica, se logra un bienestar general, un estado de relajación física y serenidad mental. El hecho de trabajar focalizado en la respiración y el cuerpo físico hace que te mantengas en el instante presente, en plena conciencia del aquí y ahora. Por ejemplo: en la práctica física, al armar una postura (asana) se debe estar concentrado cien por ciento en la respiración y en lo que está pasando en el cuerpo. Un asana, por definición, debe ser firme, estable y confortable. Se logra la firmeza a través de la concentración y la respiración; y la comodidad se alcanza con la relajación que viene a través de la respiración. Este punto es el inicio, se comienza desde acá trabajando el poder de concentración. Luego, todo lo que ocurre en la práctica física se traslada a la vida misma, a todos los planos de la vida cotidiana.

El contexto de la práctica en la sala de yoga sobre la mat es un ensayo para la vida diaria. De forma tal que poco a poco ese bienestar que se siente luego de una clase, esa tranquilidad, esa armonía en la mente, ese cambio energético a nivel físico y sutil traspasa y se traduce a una mayor armonía, a una mayor presencia en el aquí y ahora, a una mayor apertura mental de modo que vamos desarrollando virtudes como la tolerancia, la paciencia, la alegría, la ecuanimidad. Es un camino de autoconocimiento, es un constante trabajo de introspección, de estar atentos en cada segundo de la existencia. De esta manera, en el contexto de la clase se comienza a trabajar con el cuerpo para lograr directamente efectos en la mente, para alcanzar cada vez mayor bienestar y plenitud, y para relacionarse con los sucesos de la vida cotidiana de una forma más controlada y relajada. Cuando un ser humano está más alineado, siente bienestar, armonía, se siente fuerte y saludable, en consecuencia, toma buenas decisiones y eso genera un mejor futuro para él, para su entorno y, por ende, para la humanidad, como los engranajes de una cadena.

Otro principio fundamental del yoga integral es que es para todos. No excluye a nadie, es indiferente a la religión, cultura, estado físico, edad, tampoco se necesita experiencia previa. Acepta y respeta a cada ser. Lo único que necesitamos para emprender la práctica del yoga es el deseo de bienestar que todos los seres humanos tenemos. Se trata solo de una decisión.

El yoga no es simplemente una disciplina espiritual, es una filosofía de vida en la que se promueve vivir en armonía con el orden natural del universo. Es un estilo de vida enfocado a descubrir la eternidad y la esencia que nos habita. Cuando eliminamos el obstáculo, la ignorancia, que inhibe la integración de cuerpo, mente y espíritu, el ser humano se convierte en un ser evolucionado en estos tres planos.

En una clase de purna yoga o yoga integral incluimos una primera parte de trabajo físico en la que se busca movilizar la energía a partir del movimiento articular realizando kriyas; luego continúan las posturas o asanas específicas que varían según el objetivo de la clase, esta etapa cierra con una relajación consciente. Después volvemos a sentarnos en postura de meditación y practicamos técnicas de respiración o pranayamas para profundizar el trabajo a nivel energético. A continuación, se aborda el trabajo de sonido (mantras, instrumentos, música) para finalmente quedar en silencio y quietud absoluta (estado meditativo) en los últimos minutos. En ese momento final podemos conectarnos con el latido de nuestro corazón, con el fluir de la respiración, percibir nuestra vibración y de lo que nos rodea; la mente no está en blanco, tiene actividad, pero armónica, los pensamientos son livianos. Es un momento en el cual nos conectamos con esa esencia, con esa unidad de todo lo manifestado. Es un estado de unidad. La mente se aquieta, se corre el velo del ego y podemos conectar con el alma, con esa divinidad que habita en cada uno, y sentimos el verdadero ser que somos.

La práctica de yoga nos ayuda, nos acerca y nos mantiene alineados en este camino. Es necesaria. Pero no debemos perder de vista que el objetivo es la integración y no las técnicas. Yoga es la vida misma, es vivir concibiendo que todo es uno. Que las diferencias son aparentes. Que solo hay formas y nombres sobre la misma esencia. Transitar el camino yóguico implica una existencia de constante ensayo para redirigir las fuerzas egoicas hacia una guía desde el alma. Desde lo más profundo de mi corazón invito a todos a darse la oportunidad de vivir la maravillosa experiencia del Yoga Integral y transitar el camino de autoconocimiento que nos lleva a la plenitud.

En el mismo sendero: