Se fue el año, un 2020 muy especial. Y claro, si todo pasa rápido. Ahora más que nunca sostengo la frase: «se nos va la vida…», razón por la cual me aferro a vivir cada segundo.
Apunto a tener una mirada positiva, por lo cual supongo que esta pandemia fue una cura para la humildad, que nos ha hecho ver la vulnerabilidad de nuestra forma de vida. La pandemia ha ayudado a muchos a priorizar lo importante, que generalmente son los afectos. Por eso, más que nunca hay que valorar lo que tenemos. Recordemos siempre que: «No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos».
Pero lo positivo de todo esto es que noto y percibo que nos invaden reacciones más humanas.
Además, sabemos que se puede vivir perfectamente sin la obsesión de lo material. Siempre estará el factor miedo, sobre todo a lo desconocido, por lo que creo que hay que vivir lo mejor posible con el factor incertidumbre. Esta incertidumbre que está latente en nosotros. No sé qué pasará mañana, pero yo vivo el hoy y sigo insistiendo en que hay que disfrutar cada segundo, siempre en busca de la calma y la paz interior. De la forma más simple podemos llegar a ese estado. “Ya no espero el viernes para ser feliz, un lunes se disfruta como si fuese el último día en este planeta tierra”.
Cada uno elige su propia narrativa o metáfora. Si esto parece estoicismo puro, puede ser…
Revista Indómito… ¡Salvaje como vos!
Yaca Austerlitz