Por Silvia María Balut
Cuando comienzas a pensar un objetivo (o carrera) hay algunas preguntas que quizás deberías hacerte y que te van a ayudar mucho a corto y largo plazo, en cada entrenamiento y durante la competencia. ¿Por qué quiero afrontar este desafío?, ¿qué estoy dispuesto a sacrificar?, ¿qué quiero obtener de todo esto?
Estas preguntas deben responderse antes que comience mi planificación de entrenamientos y defina el objetivo, teniendo claro que me mueve y motiva a llegar a esta meta: ¡ACCIÓN! Estas respuestas van a estar en cada entrenamiento y en cada paso de tu carrera. Cuando aparezcan las dificultades, los obstáculos, el cansancio, el “no puedo más”, son estas respuestas las que te servirán e impulsarán para no rendirte.
Ahora bien: ¿qué pasa con los días y horas previas a la carrera?, ¿sentiste ansiedad antes de la competencia?, ¿o durante los entrenamientos?
Es muy común que aparezcan manifestaciones corporales y mentales derivadas de la ansiedad. Esta se mantiene en un nivel bajo durante la preparación y evoluciona y aumenta algunos días previos a la competición.
La ansiedad tiene activación fisiológica y se “siente” en nuestro cuerpo. Dolor de estómago, tensión muscular, cansancio, insomnio, irritabilidad, agitación, miedo, dolor de cabeza, entre otros. También posee manifestaciones mentales, como exceso de preocupación, pensamiento catastrófico, pensamientos negativos relacionados con el evento. Estos últimos exacerban también la tendencia a querer “controlar” factores externos a nosotros, como pueden ser el clima, un resultado, contingencias de la carrera (errores o ausencia de marcas en el circuito, puestos de control y abastecimiento escasos, etc.). Debemos saber que no podemos controlar estos factores, pero sí que podemos llegar a la competencia bien descansados, alimentados, habiendo cumplido con nuestros entrenamientos, CONFIANDO en el trabajo que hicimos para llegar hasta allí y ACEPTAR que las eventualidades, obstáculos y/o pensamientos negativos van a aparecer nos guste o no. Los pensamientos ansiosos lo único que hacen es generarnos más estrés.
Un punto importante frente a un reto, es intentar vivirlo como un DESAFÍO. Ten en cuenta que la forma en la que interpretas la situación de competencia, es lo que determina si resulta estresante o no. Si tu mente lo percibe como un DESAFÍO, tus emociones van a ser más equilibradas, ya que lo piensas como una posible experiencia positiva. En cambio, si lo percibes como una AMENAZA, te generará estrés, y tu cuerpo y mente se van a preparar para defenderse de la situación que interpretas como amenazante. Aquí es entonces, donde tu mente comienza a jugarte una mala pasada, aquí comienzan a aflorar aquellos pensamientos que minan tu confianza, tu objetivo y todo aquello que preparaste para estar ahí.
Por este motivo, es clave aprender a gestionar la ansiedad y el estrés. Muchas son las variables, como el frío, la lluvia, dormir mal la noche previa, el agotamiento, etc., que pueden hacer que aparezca mayor negatividad, y que el estrés interfiera en nuestro rendimiento, concentración y en la propensión a cometer errores. Aquí es donde la preparación mental hace la diferencia, donde tu capacidad para afrontar esas vicisitudes, te llevarán a pasarlo el momento o caducar.
El entrenamiento mental requiere de la misma constancia, disciplina y esfuerzo que el entrenamiento físico, ya que requiere adquirir nuevos hábitos que solo se logran con tiempo y repetición diaria. Ten presente que el cuerpo y la mente son una sola fórmula, ambas tienen que estar en consonancia y equilibrio para que todo “salga bien”.
“El cuerpo es el mejor lector de mente que existe”.
La capacidad para gestionar la ansiedad, se logra en base a ejercicios de respiración, de atención plena, de relajación y reestructurando aquellos pensamientos o creencias que me limitan y distorsionan la forma en que percibo el mundo. Todos podemos crear los recursos internos que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos, para aprender a gestionar nuestras emociones, manejar la ansiedad y el estrés. Solo es cuestión de quererlo y ENTRENAR TU MENTE.
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