Por Yaca Austerlitz – IG @yacaauster
Ahora, mientras escribo esta editorial (a diferencia de la editorial anterior en que estaba desbordado), me encuentro de vacaciones en la playa, por eso, valoro más que nunca el tiempo, cada segundo, cada momento, me detengo, respiro y valoro plenamente ver el mar horas y horas.
El tiempo pasa y nunca vuelve atrás. Todo pasa muy rápido, diría. Ya lo dije en otro editorial, sinceramente todo el mundo espera el viernes para ser feliz y así se va el tiempo; por eso el lunes para mí es el mejor día; sí, soy feliz un lunes. Vivimos en constante cambio, en constante evolución, estamos sumergidos en una estresante rutina y, como se dice hoy, “vivimos en automático”. El tiempo se nos escapa de las manos sin que seamos plenamente conscientes de ello. Por eso, comprender en profundidad lo que es el paso del tiempo es entender mejor qué es la vida y quiénes somos nosotros (y quiénes podemos llegar a ser). Disfrutá el hoy, el tiempo ya no vuelve atrás.
Por tal motivo, aunque no soy quién, siempre recomiendo adoptar la rutina de dedicar unos pocos minutos al día a reflexionar sobre este tema, valorando las pequeñas cosas, sobre todo la salud, leyendo lo que sea, (¿ahora, por qué no?), sobre el paso del tiempo, frases inspiradoras e interesantes, como las que pretendo que encuentren en esta editorial. Porque no es casualidad que este sea un tema que ha llamado la atención de filósofos, artistas e intelectuales durante siglos. Muchos autores y pensadores de la historia han reflexionado sobre el paso del tiempo y cómo la vorágine del día a día nos influye, ofreciéndonos oportunidades de desarrollo personal que no debemos dejar pasar.
El tiempo es lo más valioso de la vida. No tiene principio ni fin. No se crea ni se destruye. El tiempo es la única dimensión en la que todos vivimos y afecta a todo lo que hacemos, desde el ciclo de crecimiento de una flor hasta la destrucción de imperios, el nacimiento de un hijo, la muerte de un abuelo. Ayer Maradona, hoy Messi, ¿y mañana?, es la vida misma. El tiempo se va como se nos va la vida.
Precisamente, el tiempo es el periodo en el que la balanza se inclina hacia un lado u otro, convirtiéndose en el péndulo de la queja o de la sabiduría, según las conveniencias. Ganar o perder tiempo, esa es la cuestión. ¿Será posible detenerlo en algún momento? Siempre en mis pocas entrevistas pregunto: “si detuvieras el tiempo y pudieras quedarte toda la vida con la misma edad, ¿cuál sería?”. ¿Será que tengo una obsesión por el tiempo?
La persistencia de la memoria
Salvador Dalí fue un artista que mostró su interés por el tiempo en su obra “La persistencia de la memoria” (1931). En este cuadro, Dalí representa la relatividad del tiempo y el espacio a través de relojes blandos que se derriten en un paisaje desolado. Esta obra se considera una de las más icónicas del artista. El mensaje de su obra está a la vista: se trata de no vivir a la velocidad de nuestro cuerpo, sino de vivir a la velocidad de nuestra mente.

Tiempo, quitas vida
Tiempo, quitas vida
Tiempo – Canción de Feli Colina
Segundo a segundo
Me transformarás
Todo lo que hoy me inspira
Mañana nada representará
El tiempo, todo pasa rápido
El tiempo es una paradoja inquietante. Cuando somos niños parece extenderse infinito, como cuando esperamos algo con ansias, pero también se desvanece con una rapidez casi cruel al mirar atrás (me detengo, analizo ahora y es tremendo cómo se va). Vivimos en una época en la que todo se mide en minutos y segundos: la vida laboral, las vacaciones mismas, los relojes que no cesan de recordarnos el paso fugaz de cada día. ¿Por qué, entonces, sentimos que nunca tenemos suficiente?
El mundo moderno nos ha acostumbrado a la inmediatez, pero al mismo tiempo nos ha privado del lujo de la pausa (hoy frente al mar, tengo el privilegio de detenerme). Miramos hacia el futuro con tanto ímpetu que casi siempre nos olvidamos del presente. Los momentos importantes —una conversación íntima, una sonrisa compartida, un atardecer inesperado — se escapan sin que los capturemos, consumidos por el apuro del «después».
Sin embargo, el tiempo también nos da una lección constante: nada es eterno. Las preocupaciones de hoy serán apenas un recuerdo borroso mañana; las heridas que ahora duelen sanarán; los éxitos que celebramos se convertirán en peldaños para nuevas metas. Todo pasa rápido, sí, pero no por ello es menos significativo.
Es nuestra tarea aprender a equilibrar. Saber avanzar sin dejar de detenernos, de mirar, de sentir. Porque, aunque no podamos detener al tiempo, siempre podemos decidir cómo vivirlo.

Observa, ahora como siempre
Quien ha visto lo que hay en el tiempo presente, ha visto todo, tanto del pasado como del porvenir, porque todas las cosas persisten en su propia naturaleza e incluso presentan el mismo aspecto.
Marco Aurelio, Meditaciones, 6.37
Los sucesos que ocurrirán hoy son los mismos que siempre han ocurrido: la vida y la muerte; el trayecto de las nubes, la inhalación y exhalación del aire. Este preciso instante, parafraseando a Emerson, es una cita de los momentos que han acontecido antes y que acontecerán después, de aquí a la eternidad.
Esta idea se expresa bellísimamente en el himno cristiano Gloria Patri: «Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos». Esta idea no debe ser deprimente ni alentadora, simplemente es un hecho. No obstante, puede tener un efecto tranquilizador. No hace falta emocionarse, ni esperar con el alma en vilo. Si es la primera vez que experimentas algo, no te preocupes: alguien lo ha experimentado antes. Eso puede ser reconfortante.
Ryan Holiday
Conclusión
En este momento, mientras lean estas líneas, recuerden: la vida no espera. Lo que importa no es solo cuánto tiempo tenemos, sino cómo lo usamos.
Todo pasa rápido. Que no se nos escape lo esencial…, lo simple.