La calma es contagiosa

La calma es contagiosa

Si no vienen a tu encuentro las cosas, cuya persecución y huida te turba, sino que, en cierto modo, tú mismo vas en busca de aquellas, serénese al menos el juicio que sobre ellas tienes; pues aquellas permanecerán tranquilas y no se te verá ni perseguirlas ni evitarlas.

Marco Aurelio, Meditaciones, 11.1

Los oficiales de los SEAL tienen una máxima que transmiten de boca en boca. En medio del caos, incluso en la confusión de la guerra, su consejo probado en batalla es: «La calma es contagiosa».

Sobre todo, cuando la calma proviene del hombre o la mujer que están al mando. Si los hombres pierden los estribos, si no saben qué hacer, la labor del líder consiste en mantener la calma y tranquilizar a todo el grupo; no por la fuerza, sino con el ejemplo.

Sin importar cuál sea tu posición, esa debe ser tu aspiración: ser la persona serena y relajada que les dice a todos que respiren y no se preocupen. Porque lo tienes todo bajo control. No seas alarmista, paranoico, aprensivo o irracional. Mantén la calma y no seas un obstáculo. Contagiarás a los demás.

Ryan Holiday

¡Soy calmo pero no tonto!

El día a día seguramente altera a todos: levantarse a las 6 de la mañana, llevar a los hijos al colegio, ir a trabajar, etc. Es inevitable querer frenar el tiempo, el mundo va muy rápido; no podemos frenar el ritmo de nuestra vida actual, pero sí podemos intentar que en nuestro entorno personal se logre el mayor nivel de calma posible. Relajarnos diariamente haciendo aquellas cosas que más nos gusten, como escuchar música, jugar con perros, hacer actividad física, meditar, ver un atardecer o simplemente centrarse en lo positivo (vale la aclaración que no es solo pensar en ser positivo, sino actuar y entrenar el positivismo), nos ayudará a mantener bajos nuestros niveles de estrés y llevar el día con más alegría.

En esta editorial apunto a hacer una reflexión sobre la importancia de la calma y cómo esta puede influir positivamente no solo en nosotros mismos, sino también en las personas que nos rodean.

Ahora bien, en lo personal creo que soy una persona calma, pero la calma no viene de la nada; ese estado interno se entrena, asumiendo el control de nuestras emociones y pensamientos en cada momento.

Una mente calma es una mente que ha aprendido a gestionar sus emociones. Así, lejos de silenciar la ansiedad o de esconder los miedos, una persona calmada sabe manejar con efectividad esos universos internos. He aprendido a comprender y transitar mis miedos, a entender que la ansiedad forma parte de la vida, pero aun así, siempre es mejor mantenerla bajo control. ¡Soy calmo pero no tonto! La calma no significa estar inactivo o indiferente. Al contrario, nos permite actuar de manera eficaz y equilibrada. Nos brinda la capacidad de tomar decisiones con acierto y enfrentar los problemas con determinación. La calma nos ayuda a mantener la perspectiva y a encontrar soluciones creativas a los desafíos que se nos presentan.

“Una mente en calma trae fuerza interior y confianza en uno mismo, por eso es muy importante para la buena salud”.

Dalai Lama

Conclusión

En momentos de angustia, de dolor en el pecho (no importa el motivo que lo genere), en esos momentos de incertidumbre y caos total, la calma se convierte en un refugio, en una luz que guía nuestros pasos y nos ayuda a mantener la claridad mental. La calma es un estado de paz interior que nos permite enfrentar los desafíos con serenidad y sabiduría. La felicidad es paz.

“La felicidad es paz, no placer”.

Will Smith

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