Voluntad… ¿Para qué?

Voluntad… ¿Para qué?

Por Lic. Edmundo Di Lella (M.P. 1167) – IG @edmundodilella

La cuarentena, cuarentena flexible, sin importar en qué fase de la cuarentena nos encontremos o pos-cuarentena; nos demanda adaptarnos a una realidad nueva; la vida es adaptación. En un mundo que se mueve, un tiempo que transcurre y una vida que fluye, quedarse quieto, estancado, inmóvil, puede traer consecuencias no muy favorables para nuestro desarrollo.

Adaptación y aceptación van de la mano. Aceptar no es resignar, es re-conocer y es auto-conocimiento. El auto-conocimiento es un proceso muy valioso al momento de afrontar adversidades o desafíos, y es algo que se destaca en las personas resilientes porque justamente saben de sus beneficios en tales situaciones.

¿Para qué aceptar y conocer-se? Para “saber” cuáles son mis principales fortalezas y habilidades, y también mis limitaciones y defectos. Y así, de manera objetiva y de la mejor forma, poder plantearme metas que estén fundadas en mis necesidades y mis sueños. “Sabiendo” también, cuales son mis recursos para alcanzarlos.

Ser conscientes de nuestras potencialidades y limitaciones, nos permite confiar en nosotros mismos y en lo que somos capaces de hacer, manteniendo la mirada en nuestros objetivos, reconociendo hoy más que nunca la importancia del trabajo en equipo, con la apertura mental y flexibilidad propia de la fortaleza mental para reconocer cuándo pedir ayuda.

Hace 60 años, en las Olimpiadas de Roma 1960; una joven norteamericana de 20 años edad, que nació prematura, que a sus cinco años contrajo neumonía y polio; que como consecuencia esto sufrió una parálisis parcial de su cuerpo y debió usar un inmovilizador en su pierna izquierda durante toda su infancia; participó en la carrera de 100 metros y rompió el récord mundial femenino con un tiempo de 11 segundos.

Ganó la medalla de oro e hizo lo propio en 200 metros y en 4×100, y se convirtió en la primera mujer norteamericano en ganar tres medallas de oro en un mismo Juego Olímpico.

Wilma Rudolph: «Los médicos me dijeron que no iba a caminar nunca más. Mi mamá me dijo que sí, y le creí a ella.» Aquella niña sólo pensaba y quería una cosa, se recuperó, se esforzó y logró correr como nadie lo había hecho antes. Pero, también aprendió. «Ganar es grandioso, claro, pero si realmente vas a hacer algo en la vida, el secreto es aprender a perder. Nadie queda invicto todo el tiempo. Si puedes recuperarte después de una derrota aplastante y ganar nuevamente, vas a ser un campeón algún día».

¿Cómo hacer entonces para mantener nuestra mirada en nuestros objetivos, en medio de tantos cambios e incertidumbre? ¿Cómo hacer para entrenar, trabajar, cumplir con todas las obligaciones y compromisos? Pensemos acá, en una palabra, que quizás pasó inadvertida: Compromiso. El compromiso es una de las variables de la fortaleza mental y se refleja cuando uno asume voluntariamente involucrarse en lo que tiene que hacer para alcanzar aquello que desea, en la experiencia, en la oportunidad, en un objetivo. Entonces, si me involucro voluntariamente, ¿hay una obligación? Qué mala fama que tiene la palabra Obligación. Veamos qué dice la Real Academia Española: El compromiso es una Obligación Contraída, por la Palabra Dada. Quiere decir que mis palabras tienen un peso y valor importante en lo que hago y en lo que me sucede.

Muchas veces creemos que nacemos ya con Fuerza de Voluntad y que, si no la tenemos, es inútil buscarla, o, mejor dicho, entrenarla. Esto es un gran error, ya que se puede y debe ir construyendo y fortaleciendo día a día, si lo que pretendo es alcanzar mis metas.

El éxito en cualquier dimensión humana depende de la Voluntad, donde falta voluntad, no hay virtudes. Es una fuerza interna que nos mueve para conseguir lo que queremos. Un querer firme y constante que nos lleva a hacer lo que nos hemos propuesto sin dejarnos vencer por las dificultades. La voluntad es potencia, un Poder Ser, y a través de ella el Ser Humano llega a la plena posesión de Sí Mismo y a su Auto-Realización.

Es un Valor que admiramos en deportistas que entrenan de manera perseverante, o en los artistas que perfeccionan con disciplina su talento, también en cada persona que calladamente cumple con sus propósitos y obligaciones de cada día. En el hogar, en la familia, en la escuela también se aprenden todos los valores, también la voluntad.

El querer, no puede ser un querer de “quisiera”, de “algún día”, debe ser un querer decidido, que surge desde lo más profundo de la personalidad, debe tener un sentido, un sentido de realización personal. Algunos no pueden, no porque les falta capacidad, sino porque tienen la voluntad atrofiada. Son de gelatina.

La voluntad es un timón de mando. Pero este timón, esta facultad se trabaja, se conquista. Es como un músculo que si lo ejercitamos se hará fuerte, de lo contrario se debilitará. Muchas veces “inconscientemente consciente” hacemos o dejamos de hacer para que esta se debilite. ¿Cómo lo hacemos?

  • Dejándonos llevar por caprichos
  • Demonizando el sacrificio
  • Escapando del esfuerzo
  • Quedándonos en lo cómodo
  • Por la impaciencia de querer lo inmediato
  • Por miedo
  • Por indiferencia

Alcanzar un logro, es consecuencia de innumerables luchas, pequeñas y grandes, en el día a día, de sacrificios progresivos que nos permiten avanzar de a un milímetro a veces, de trabajar nuestras capacidades y despertar otras. Es así como después de muchos intentos y fracasos, un deseo fuerte y apasionado se convierte finalmente en una victoria que nos engrandece.

¿Cuándo se construye la Voluntad entonces? ¿Cuándo la ponemos en práctica?

  • Cuando se tiene una visión clara de lo que se quiere.
  • Cuando lo que se quiere es bueno. (Por eso es Virtud, por eso es Valor, Por eso tiene un Sentido, Por eso es Auto-Realización)
  • Cuando se conocen y se aceptan los esfuerzos y sacrificios que implica conseguir lo que se quiere.
  • Cuando se pide y se acepta ayuda y consejo.
  • Cuando se acepta la disciplina y el método.

En la vida diaria nos suceden muchas cosas entre las cuales debemos elegir y actuar. A veces nos quedamos a medias. ¿Dónde está el secreto para mantenernos y terminar nuestras obras? En la Voluntad, ella es el centro de la personalidad, es la piedra angular del éxito. Voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a los fracasos. Significa tener la intención de hacer algo, aunque cueste. Hace al ser humano mejor y virtuoso, porque tiende al bien.

Pd. Los invito a ver el documental sobre la vida de Jean Maggi: «El Límite Infinito». Producido por Juan José Campanella (está en Netflix). Una linda historia para ver. «El primer punto para superarse es querer hacerlo, pero esto no es mágico, si el que quiere entrena, se dedica y tiene constancia, puede.»

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